Hay árbitros que se recordarán por haber estado envueltos en polémicas, incluso algunas tan graves que finalizaron las carreras de los hombres de negro, pero lo que pasó con Washington Mateo no hay palabra que pueda explicarlo y justamente mediante la ausencia de vocablos, Carlos Alberto De Marta, volante central de Estudiantes de la década del setenta, protagonizó la expulsión más insólita del fútbol argentino.Era 1972 y se disputaba el torneo Nacional, más precisamente la sexta fecha, en la que Huracán recibía en su casa al equipo platense, en un partido en el que el local se imponía tranquilamente por 2-0 durante la primera mitad y no iba a terminar teniendo sobresalto alguno, ya que todo se le terminaría dando a favor, absolutamente todo...
Momentos antes que Mateo pitará que era tiempo de ir al descanso, hubo una infracción dentro del área del Globo que fue sancionada con un penal, pero que gracias a la intervención de un asistente terminó en un tiro libre para los de Parque Patricios.
Esto exasperó a los jugadores del Pincha, que rápidamente rodearon al encargado de impartir justicia para protestar el fallo, pero el hombre no se inmutó y sacó una tarjeta roja que fue dirigida hacia el joven mediocampista debido a un supuesto insulto.
El partido terminaría 5-1 a favor de Huracán y el árbitro elevó su informe con lo sucedido y el agravio de De Marta, quien fue citado por el Tribunal de Disciplina para hacer su descargo, del cual poco se pudo esperar ya que no se escuchó frase alguna por parte del futbolista y no porque se haya negado a declarar, sino porque evidenció una clara discapacidad de la que muchos se enteraron en ese momento.
La grave sanción que se esperaba para el volante sordomudo de nacimiento no terminó tal, ya que quedó en claro que lo que explicó Washington Mateo en su testimonio fue una equivocación que quedará instalada para siempre entre las curiosidades más inauditas del deporte argentino.
